El Equilibrista


Por:

Carlos A. Zaragoza - MW











Meciéndome en la delgada

línea de la verdad y la mentira,


Me dejo seducir por la bondad y la malicia,

Por la realidad y la fantasía

Sin dejarme conquistar.

Me mantengo firme,

Sin perder el equilibrio,

Encontrando el punto medio

Entre lo negado y lo otorgado,

Lo robado y lo ganado,

La nobleza y sus consecuencias,

La bondad y sus abstinencias,

La maldad y sus abandonos,

La ironía y sus carencias.



Sorteando vientos traicioneros

Que se encargan de inclinarme a ciertos bandos,

De los buenos y los malos,

Sin remordimiento ni nostalgia

En los dos ya he militado.

Y sin importar la pericia que me anima,

Ni mis ansias por seguir,

Veo aves de rapiña volando bajo sobre mí,

El vacío me coquetea con su tétrica sonrisa,

Y sin ningún recato me invita a partir.

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