Mudanzas

Por:

Carlos A. Zaragoza

MW

De pronto me encuentro en medio de la nada, con las maletas cargadas de quizás y solo un cambio de piel para el día siguiente, pasé de vagabundo a habitante y en un parpadéo de nuevo a nómada errante; mientras veo mis pasos dibujarse sin comparsa, trazando de ahora en adelante el sendero que me toca, sin ella, sin su boca, sin las letras que se marcan en papel sin necesidad de tinta, sin las palabras que en el aire se sostienen aún sin ocupar oírlasCostará trabajo descolgar los sueños del tendedero, mientras más pasa el tiempo el sol me va pegando directo en los ojos al intentar descenderlos, solo sé que si ahí los dejo, será cuestión de tiempo para que terminen de perder su color, su aroma a nuevo que desde ahora solo se asemeja al del día anterior; hace falta más que ponerse de puntillas y estirar los brazos para alcanzarlos, hace falta más que la simple voluntad para poder recogerlosSe siente un vacío inefable, una oquedad donde el viento pasa sin ocupar documentos, sin pedir permiso ni tocar la puerta, pues no la hay, no la he ocupado hasta el momento; es una extraña sensación, casi tan parecida como cuando arrojas grandes rocas en el lago, se escucha un fuerte estruendo y al poco tiempo sabes que la gran masa ha tocado el fondo y de ahí no se moveráMe voy alejando a paso lento del sepelio de la esperanzas, me acompaña la pesadez que deja un lugar vacío, los cuentos narrados sólo a mis oídos y los rostros que acomodaba en mis historias no contadas, será pesado embalar las cajas con tantos recuerdos, algunos de ellos reales y otros cuantos más elaborados en mis sueñosLa casa se verá muy sola sin sus libros, sin las fotos dispersadas por la sala, sin su aroma reposando en las almohadas, sin sus labios en espera de los míos; no habrá necesidad de ocupar tanto espacio, me mudo con mis pocas cosas pues con ellas puestas en cualquier lugar encajo, soy asiduo a caminatas largas sin escuchar el eco de otros pasos, y si el frío arrecia de madrugada, solo ocupo del cobijo de mi sombra que siempre me acompañaEl camino en éste punto se divide en norte y sur, no pretendo seguir las indicaciones que me marque una veleta, tomaré a la izquierda y si nada encuentro iré en la dirección opuesta, quizá a medio viaje -de ida o de vuelta- te vuelva a encontrar, tan perdida como yo,o mirando fijamente lo que algún día cada uno salió a buscar.

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