Jesús Brilanti T.
Se cayó la noche, que tristeza, que crueldad.
Se me escurrió entre los dedos en una hora abrupta de soledad;
miserable mendigo, apacible castigo, la noche está muerta.
Se acercan los lobos, le siguen de cerca los buitres
aquel inerte cadáver desean poseer con vehemencia,
con demencia lloran y se desangran despojándose de su piel;
que locura, qué tortura y que sufrimiento pues se ha muerto la noche,
resbaló de mis manos y ahora son garras, carcajadas de angustia,
gritos, aullidos y gemidos, todo el valle les ha podido escuchar.
Tráiganme un ataúd con espinas y veneno,
podemos enterrar ahora, justo ahora a la humanidad,
mientras, se desangra la luna, muda se quedó;
la noche está tan pálida esta ocasión, más gélida de lo normal,
y es que, claro, está muerta, rígida, no respira más,
la misma muerte llora y oculta con pena su rostro,
mientras el viento agoniza, no parará.
Qué lamentable, que deprimente, es aberrante, aniquilante;
qué inoportuna e insolente fue esta hora de soledad,
dios mismo esta sufriendo en silencio,
el demonio se abruma, esta deprimido,
ángeles y arcángeles han mutilado sus alas,
fieras y bestias desgarran su espalda.
Ha fallecido la noche, se ha quebrantado la eternidad,
el universo se reviste de luto, las estrellas detenido su palpitar,
se ha muerto la noche que triste cantar,
las velas, el incienso, las cruces tan grises, tan opacas,
una indefinida e interminable falta de cromaticidad,
lágrimas pesadas como toneles de plomo, ya está todo listo,
nos vamos, partimos todos juntos esta insana madrugada
para llevarle a sepultar.
El último puño de tierra, cual quema, arde cual fuego,
que pesadilla, un mal sueño
del que nunca habré de despertar.
Se ha muerto la noche
Artistas de Eros y el arte en 6:35 p. m.
Etiquetas: Jesus Brilanti T.-Poemas
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario