¿Te gusta el latex cielo?


En el marco del Laboratorio de escritura de Casa de Cultura, este 23 de enero presentan

¿Te gusta el látex, cielo? De Nadia Villafuerte y charlan acerca del género literario más joven, el Ensayo.

Presentan: Nadia Villafuerte, Geney Beltrán Félix y Luis Felipe Pérez.

Redacción/ Colectivo Plataforma.

“No me arrepiento de haberlo matado. Se lo merecía. No supo con quién se metió. Porque mira, una viene con mala sangre y los demás se encargan de agriarte más y más y más. No tenía por qué, y conmigo se jodió…”

El libro ¿Te gusta el látex, cielo? (Fondo Editorial Tierra Adentro, CONACULTA, 2008), de Nadia Villafuerte, registra “esquinas de la realidad donde se agazapan los peligros, en forma de telarañas de apariencia inofensiva” según el editor Geney Beltrán. La autora recurre a personajes marginados, aquellos situados en la frontera del sexo, la vida en pareja, la piel y la mirada, pues “lo real ocurre bajo la superficie”. Destaca la osadía de la prosa narrativa de Nadia, quien da cuenta de aquella consigna de que a nuestras espaldas hay un pasado en obras.

La autora reconoce eso que llamamos tradición y sabe también lo pesado de esa loza, sólo si no se le conoce.” Geney califica de “experiencia perturbadora” la lectura de la obra de Villafuerte, pues define su estilo como una “violencia sorda” que narra “historias bajo la superficie, a punto de estallar”, en lo ignorado, a través de una “mirada puntillosa y precisa” y una prosa certera y fluida.

No es ninguna acotación arriesgada afirmar que, debido a que temática de Nadia Villafuerte se ubica en los márgenes, en la frontera del sur, donde hay “historias de mojados, prostitutas, corrupción política y extrema pobreza” sea un acto de denuncia. Y, ya que está también en el borde del norte, “un paraíso de plástico que no logra acallar las pulsaciones, que llaman del abismo, como el odio” que, junto al abanico de personajes que podemos encontrar como un espejo de la consuetudinaria realidad, Nadia, encadena la sordidez del ambiente y la soledad que avasalla el estado de ánimo develando, bajo el filtro literario, la sustancia de las emociones en una geografía humana con la que cualquiera puede rozar.

Hay quizá un hilo conductor en los diez relatos que nos deja Nadia Villafuerte en su libro

¿Te gusta el látex, cielo? La impureza del ambiente que tiene consecuencias de varias índoles. Tras esa sustancia que enlista a muchos en el club de los insatisfechos y a otros tantos en el de los olvidados, Villafuerte se acerca a la pregunta ubicua ante el futuro, ante la vida, ante la posibilidad-obligatoriedad de seguir. Sus personajes dan respuestas que encuentran su cauce en la circunstancia, en la esperanzada e inevitable labor de dar un paso tras otro sin parar, y en la particular forma de afrontar la vida, lejos de morales reinantes, lejos de cobijos legales, sus personajes caminan buscándose para sí mismos el derecho a la existencia, a pesar de que parezca habérseles negado a éstos y a cualquiera de nosotros.

No es la miseria o la acre realidad el más grande mérito de Nadia Villafuerte en este conjunto de relatos sino la maestría con la que conecta transversalmente la temática con la formalidad del relato. El lector puede encontrar en la lectura la necesidad de saber qué pasará, aunque aquello que le cuenten le suene familiar. Con recursos heredados y asimilados de esta misma tradición a la que se ha referido Geney Beltrán, ¿Te gusta el látex, cielo? construye su pretexto literario en la escritura, en cómo se han de presentar las historias que se cuentan, y es ahí que la autora hace emerger su propio estilo de dejar personajes construidos quisquillosamente, monólogos metafísicos que dejan dibujos exactos de los estados de ánimo en los que se puede estar, fotografías cabales de los sitios que construye en cada relato, además de las situaciones límite que logra la autora bajo la sintomática anécdota de cada relato. Nadia Villafuerte pues, presenta en cada relato un trabajo de escritura preocupado por su solvencia y eficaz en sus pretensiones.

Nadia Villafuerte nació en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas en 1978. Estudió periodismo en la Universidad Autónoma de Chiapas y educación musical en la Universidad de Ciencias y ArtesChiapas. Ha publicado los libros de cuentos Barcos en Houston (Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Chiapas, 2005), y Presidente, por favor, en la colección de narrativa negra La casa Ciega (Edaf, España, 2006), fue becaria del Programa de Apoyo a Jóvenes Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes en su emisión 2003-2004, así como de la Fundación para las Letras Mexicanas en los periodos 2006-2007 y 2007-2008.

Asimismo, Geney Beltrán Félix de quien sabemos es narrador y ensayista y editor. Nos hablará acerca de la actualidad del Ensayo y su pertinencia como vehículo comunicante. Él mismo afirma acerca de la escritura, de la novela y de la literatura si es que nos damos el lujo de generalizar así, como a la ligera su concepción de la escritura, que lo delata en sus influencias:

“Una novela que vomite. Que vocifere su furia, que respire con enojo, hastiada de seguirle creyendo a la escritura sus ímpetus pudibundos. Que convoque en su prosa distintos niveles de la existencia, que vaya de lo elevado a lo sórdido, del lirismo a la crudeza, del estrépito al laconismo. Una novela que no use guantes de seda, que no tome el té de las cinco. En cambio, un libro áspero, que lacere y perturbe, que tense las palabras no con el estruendo fácil del amarillismo sino a partir del asedio de una violencia interior, solapada: una sintaxis que se vulnere sin gratuidad, sólo tácitamente y desde adentro, y que ése, inmaduro pero necesario, sea su estilo, a raíz del silencio que asfixia, y que en la página estalla.

Una novela así, por una intuición solitaria.”

Geney Beltrán Félix, vivió durante su infancia en un pueblo de la Sierra Madre Occidental llamado Chapotán, en Tamazula, Durango. Durante el bachillerato, trabajó como reportero cultural en El Diario de Sinaloa, de Culiacán. Estudió letras hispánicas en la Universidad Nacional Autónoma de México y literatura inglesa en el Victoria College de la Universidad de Toronto.

Ha sido becario de la Fundación Lorena Alejandra Gallardo. Ha trabajado como profesor de preparatoria, bibliotecario, asistente de investigación y traductor de libros de administración y psicología. Fue editor de literatura del Fondo de Cultura Económica (2005-2006). Ha publicado los libros de ensayo El biógrafo de su lector (Premio Nacional José Vasconcelos 2002) e Historias para un país inexistente (2005). Con Verónica Murguía hizo la compilación El hacha puesta en la raíz. Ensayistas mexicanos para el siglo XXI (2006).

Por partida doble pues, la cita será para este 23 de enero de 2009, a las 7:00 de la noche, en el marco del Laboratorio de Escritura que se imparte desde septiembre por parte de la Casa de la Cultura, ahí en el recinto de Álvaro Obregón, frente al jardín principal.

2 comentarios:

Psychopath Butcher dijo...

Habremos de darnos una vuelta por casa de cultura para conocer tal obra literaria, además me alegra que ese lugar deje de escandalizarse por todo. ¡Genial!

Anónimo dijo...

Interesante. . .habrá que asistir.

Vagando: Ricardo Durán Barney